miércoles, 25 de julio de 2018

El heptálogo de mi autoestima

El siguiente texto surge de una mañana en que decidí probarme un pantalón talla grande y no me quedó. Lo primero que hice fue ponerme a llorar, pero luego tuve tiempo para pensar mucho en eso, y encontré que el problema no es el pantalón, el problema no es que sea grande y ya no quepa en él; el problema es que esta horrible sociedad nos dice que eso, que no te quede el grande, es una derrota, pero ¿derrota para quién o qué?, ¿a poco son competencias?, ¿qué demonios significa 'estar en tu peso'?  Así que con esas reflexiones en la cabeza, escribí esto, mi lista de propósitos para dejar de basar mi autoestima en estándares que impuso quiensabequién: 

1. Dejar de ser esclava de los métodos cuantitativos de medición.
Le declaro la guerra a la báscula, a las tallas, a las medidas, al índice de masa corporal, al “peso ideal”, al porcentaje de grasa corporal, a las calorías, a las kilocalorías, a todo estándar que me obligue a creer que para estar saludable tengo que pasarme la vida como el Conde Contar haciendo fórmulas matemáticas que me digan si soy digna de ponerme un traje de baño.

2. No sufrir los antojos
Estoy cansada de este juego estúpido de ir por la calle, oler los tacos, pensar cómo se me antoja un taco y luego reprocharme haber deseado los tacos. Se me antojaron los tacos y no pasa nada, los tacos son deliciosos, ¿Por qué no se me iban a antojar?, ¿por qué tengo que sentirme mal?, ¿por qué debería ser motivo de vergüenza?
Tampoco debo sentirme mal si moría de antojo y me comí unos tacos. Ya basta de autorreproches, de culpa, de sentir que defraudaste a algo o a alguien por comerte algo delicioso.

3. No retacar a mi cuerpo de cosas que le hacen daño
Yo sé perfectamente que el azúcar en exceso, que la grasa en exceso, que las harinas refinadas, la sal y el alcohol en exceso dañan mi cuerpo. Sé que necesito dos litros de agua, fibra, proteína, vegetales, que los alimentos procesados industrializados tienen químicos que no son buenos, y debo tenerlo siempre presente. Debo entender que si bien no quiero ser el Conde Contar, mi salud es lo más importante, y una alimentación balanceada es clave.

4. No vivir una vida sedentaria
No soy atlética y nunca lo he sido, y a los 35 años, yo creo que no lo voy a ser, pero no debo permitir que me gane la flojera. A veces iré al gimnasio y a veces no, pero tengo que asegurarme de por lo  menos caminar a paso veloz un par de kilómetros al día, siempre escoger las escaleras contra el elevador, siempre cargar yo mi mandado, y evitar usar el coche lo más que se pueda.

5. Hacerme chequeos médicos regulares para ver que todo esté en orden
Pues sí, ¿no? No querer ser el Conde Contar, no significa que me valga gorro mi salud.

6. NO COMPARARME CON OTRAS PERSONAS
Creo que no hay mucho que explicar.

7. No dejar que los estándares de belleza externos afecten mi felicidad y mi autoestima
Cara de Levigne, Margot Robbie, Lupita Nyong’o, Salma Hayek, Jennifer Lawrence, Gal Gadot, Scarlett Johanson… y un largo etcétera. Yo no soy ellas, ellas no son yo. Yo soy como soy y ya no quiero vivir a la sombra de lo que nunca voy a poder ser: Por genética, por estilo de vida, pero sobre todo, porque el mundo de afuera no tiene que venir a decirme cómo debo verme para ser feliz.

Es todo.